Temari de proves selectives 2024-2025 150 • El servicio público se presta a los ciudadanos, en general, respetando determinados principios, como la igualdad ante la ley, la universalidad, la continuidad, la mutabilidad, la calidad y la asequibilidad. • No todos los servicios públicos son esenciales; lo son únicamente aquellos declarados así por una ley. • La consideración de un servicio como esencial es la condición de posibilidad de su reserva al sector público, incluso en régimen de monopolio. • El monopolio no se predica de las actividades que la entidad local preste en régimen de libre concurrencia, sino de los servicios públicos strictu sensu, que tienen esta vocación de ejercicio en monopolio. • La titularidad pública del servicio no es incompatible con su gestión indirecta a través de los particulares mediante el contrato de gestión de los servicios públicos, si bien debe justificarse la mayor sostenibilidad financiera y eficiencia de dicha opción respecto a la gestión directa. • Cuando un ente local pretende asumir una actividad económica, se debe sujetar a las reglas de mercado y, en especial, a la libre concurrencia. • Y, finalmente, de suma importancia para la viabilidad de la prestación de un servicio público o actividad de interés general es el cumplimiento de las exigencias establecidas a partir de la LOEPSF. Evolución y crisis En el estado liberal, la función primordial del poder público es la tutela del orden público, político y social, que se ejerce mediante actividades de regulación y control. Por esta razón, las únicas actividades de prestación que asumen los poderes públicos son las de beneficencia, incluidos algunos servicios sanitarios, y las de instrucción pública elemental para grupos sociales con rentas bajas, que se desarrollan mediante instituciones religiosas. A principios del siglo XIX, las funciones de beneficencia y el mantenimiento de las escuelas públicas de educación primaria se atribuyen a los ayuntamientos, y se prevé que se completen posteriormente con la enseñanza secundaria y con las universidades. A estos servicios se añade el de correos, que se mantiene como monopolio del Estado. A fines del siglo XIX, los valores de la solidaridad y la igualdad impulsan el desarrollo de los servicios públicos por toda Europa, hecho que permite proporcionar a los habitantes de las ciudades alumbrado y transporte público, suministro de agua y redes de saneamiento, gas y electricidad, mercados, etc. En muchos países se alcanza la enseñanza pública en todos sus niveles y aparecen sistemas de Seguridad Social. A partir de la Primera Guerra Mundial, los estados europeos inician la creación de un potente sector público en áreas como el transporte, la producción y la distribución de energía y las telecomunicaciones, y adoptan nuevas iniciativas públicas. Aparece en este momento la doctrina francesa, que establece una nueva concepción de Estado, fundada en la noción de servicio público. En virtud de esta, la esencia del servicio público no es el ejercicio de autoridad, sino el servicio a los ciudadanos. Ahora bien, la concepción unitaria del Estado como institución prestadora de servicios no ha tenido nunca aceptación universal, dado que ha encontrado opositores en ideologías que defienden el mercado y la iniciativa privada y son partidarias de relegar a los poderes públicos a funciones de regulación y control. Ello ha dado lugar a una noción más restringida del servicio público, identificado como un conjunto de actividades de titularidad pública que tienen por objeto directo la prestación material de un servicio a los ciuda-
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