Transporte multimodal y autopista ferroviaria
32 E l NACIMIENTO DEL FERROCARRIL N uestras sociedades son hijas del ferrocarril y, más concretamente, del ferrocarril de mer- cancías. Sin la invención de la locomotora de vapor y el desarrollo de las primeras líneas ferroviarias de mercancías durante las primeras décadas del siglo XIX, la Revolución In- dustrial que dio el pistoletazo de salida al mundo interconectado que hoy conocemos no habría sido posible. El ferrocarril permitió establecer las vías de comunicación más estables, rápidas y eficientes conocidas hasta entonces, tanto para hacer llegar materias primas a las áreas industrializadas como para dar salida a las producciones finales. El desarrollo del ferrocarril cambió radicalmente el escenario económico, industrial y social europeo y, en pocas décadas, los caballos de hierro ya transportaban de manera habitual miles de viaje- ros y toneladas de mercancías por toda la geografía del viejo continente, generando el em- brión de las complejas redes que hoy conocemos, y comunicando los núcleos industriales de producción con los puertos y el resto de nudos de comunicación con el resto del mundo. Actualmente, después de 200 años de historia y de haber sobrevivido a un siglo XX lle- no de altibajos, el ferrocarril vuelve a erigirse como la llave para el desarrollo sostenible, tanto económico como medioambiental, del sector logístico y del transporte de viajeros. Las humeantes locomotoras de vapor del siglo XIX y las contaminantes máquinas diésel del siglo XX han dado paso a un medio de transporte cada vez más moderno, ecológico y digitalizado, capaz de adaptarse como ninguno a las nuevas exigencias sociales sin restar un mínimo de eficacia ni eficiencia en su labor. El futuro del sector logístico pasa por la apuesta clara por el desarrollo y consolidación de redes de transporte más integradas y multimodales en las que, sin duda, el ferrocarril tiene que ser el eje de vertebración. HISTORIAL DEL TRANSPORTE FERROVIARIO DE MERCANCÍAS Aunque el ferrocarril moderno, tal y como hoy lo entendemos, está estrechamente vinculado al desarrollo de los carriles de hierro y a la invención de la tecnología del vapor, es necesario remontarse hasta la Antigüedad para encontrar, en los primeros sistemas documentados de transporte guiado para el movimiento de cargas pesadas, sus orígenes prehistóricos . El antiguo Egipto, algunas calzadas romanas o el Estrecho de Corinto, en Grecia, son algunos ejemplos de puntos geográficos y civilizaciones que desarrollaron es- tos sistemas, complementándolos, además, con innovadores elementos como estaciones o puntos de cruce de vehículos. Pero fue muchos siglos después, a finales del siglo XVIII y en paralelo al crecimiento de la explotación industrializada de las principales regiones mineras de Europa, cuando estos proto-sistemas dieron el primer paso evolutivo hacia el ferrocarril que hoy conocemos: surgieron las ruedas de pestaña, se comenzaron a diseñar vehículos de carga destinados a tareas específicas y se desarrollaron carriles más com- plejos. En Inglaterra se construyeron las primeras líneas estables, todavía denominadas vías de madera , de cierta longitud y ya dotadas de estaciones, puentes y viaductos, para conectar los núcleos mineros con las herrerías y los puertos marítimos. Finalmente, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, nació el concepto de caminos de hierro , con la generalización del uso de ruedas y carriles de este material. Sin embargo, el pistoletazo
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