Transporte multimodal y autopista ferroviaria

38 EL TRANSPORTE DE MERCANCÍAS POR FERROCARRIL HOY Lejos de las humeantes y antiguas locomotoras de vapor que, antes de estar listas para circular, requerían de horas previas de preparación y quema de carbón, hoy las mercancías son transportadas por modernos e innovadores trenes multimodales, que están incorporando y aprovechando las tecnologías más avanzadas, como el seguimien- to vía satélite, o las eficientes locomotoras híbridas capaces de responder frente a las circunstancias energéticas particulares de cada tramo de línea. Además, en el actual mundo globalizado que habitamos, los trenes de mercancías están preparados para realizar trayectos de miles de kilómetros, atravesando países y fronteras sin pararse, conectando en pocas horas o días el punto de origen de las mercancías con su mercado de destino. Hace 200 años, el tren ya representaba el medio de transporte terrestre más seguro, económico y eficaz para transportar una carga; pero es que, a día de hoy, aquel primitivo ferrocarril se sentiría altamente intimidado por las prestaciones y el elevado grado de sofisticación tecnológica que alcanzan los actuales trenes de mercancías. El actual panorama logístico europeo se caracteriza por el proceso de liberaliza- ción ferroviaria que se inició hace un par de décadas, lo que ha dibujado un escenario con múltiples operadores públicos (SNCF, DB, Renfe…) y privados, que con sus pro- pias flotas de locomotoras y vagones, pagan unas tarifas para acceder y circular por la infraestructura ferroviaria (generalmente de titularidad pública) y que, en libre com- petencia, ofrecen sus servicios de transporte de mercancías a sus potenciales clientes. La idea de mercado único y la eliminación de controles fronterizos de la Unión se encontró, en el caso del ferrocarril, con una infinidad de sistemas de explotación muy diversos y específicos para cada país (anchos de vía, señalización, normativas técnicas, etc.), motivo por el que se está invirtiendo en la unificación e integración de los diferentes sistemas por tal de minimizar las barreras técnicas, eliminar las trabas burocráticas y armonizar las normativas. Esta tarea global llevó a la creación de los llamados corredores de transporte (como el Corredor Mediterráneo) que abarcan todas las regiones de la Unión Europa e, incluso, definen los caminos ideales a se- guir fuera de sus fronteras, poniendo el foco de atención en el aprovechamiento e interconexión de las grandes infraestructuras ferroviarias europeas (y determinando la construcción de nuevas) para canalizar los principales flujos de tráficos internacio- nales y multimodales. De esta manera, el sector logístico encuentra disponibles miles de kilómetros integrados de vías de alta capacidad a lo largo de la Unión a la vez que, localmente, el uso de los grandes corredores propicia el desarrollo de las redes estatales y regionales, que las sirven como afluentes y nexos de unión para llegar a cada punto de la geografía europea. En cuanto a la gestión de la mercancía en origen y destino, prácticamente ya han desaparecido la totalidad de las antiguas estaciones de mercancías locales, así como los muelles de carga y descarga que antes se encontraban en las principales estacio- nes destinadas a los servicios de viajeros. La nueva concepción del proceso logístico ha llevado a la creación de grandes terminales logísticas que concentran la gestión de las cargas y que, en el caso de medianas y grandes empresas, se pueden conectar

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